Como decíamos ayer, lo bueno si breve, dos veces bueno. Así que vamos a aplicar el dicho a nuestras ligas de bolos y a ver si ponemos las bases de la famosa reestructuración. Tenemos que hacer ligas más cortas que, además de las ventajas obvias de jugar menos partidos, deben reunir una serie de características adicionales. Estas, bajo mi punto de vista.

Deberían ser las siguientes, menos equipos por grupo. Yo sigo pensando que ocho es un número ideal, pero a la mayoría le parece una barbaridad. Con ocho equipos tendríamos 14 jornadas de liga regular. Si esto lo ponemos sobre un calendario, vemos rápidamente que tendríamos una liga que comenzaría el 29/30 de abril y terminaría el 29/30 de julio sin una sola jornada doble.

Semana Santa y Agosto quedarían libres para que cada uno juegue a lo que quiera. Al haber menos equipos, hay lógicamente menos desplazamientos y se da la circunstancia de que estos son más cortos, con lo que ahorramos tiempo y dinero. Con menos partidos como local también son menos puertas a las que llamar para cobrar carteles y demás.

Además de todas estas ventajas obvias, la famosa reestructuración también debería servir para:

1º Da las ligas de bolos la estructura de pirámide que tiene cualquier deporte. Ahora mismo la estructura de las ligas de bolos se asemeja bastante a un tentetieso.

2º Dotar a las ligas de mayor emoción, porque, no nos engañemos, quitando la liga de primera categoría, en el resto, entre un 60 y 100% de los partidos de la última jornada nadie se juega nada. Son intrascendentes y al ritmo que llevamos, que a nadie le extrañe que, de mantenerse la estructura, en tres años nos sobren las últimas dos o tres jornadas de Liga. Es una realidad. El que quiera, que la vea y el que no, que siga con los ojos cerrados.

3º Fomentar las promociones. Pocas cosas tenemos en los bolos más emocionantes que las finales y las promociones. Los que las hemos jugado sabemos que son ocasiones bonitas de jugar y que aunque pierdas, quieres jugarlas. Pues tendrá que haber más promociones y más equipos implicados en ellas.

4.º Facilitar el intercambio de equipos entre categorías. Unos bajan y otros ocupan el lugar. Si ese puesto se decide en la bolera, todos han tenido la oportunidad de conseguirlo. No hay manera más justa.

5º Ampliar el abanico de gente que pueda disputar la Liga. Obviamente, reduciendo los tiros máximos. Que sí, que todos tiran muy bien de 20 y de 19 metros. Pero nadie me va a negar que lo hacen mucho mejor de 18 y de 17. Y que se derriban más bolos cuanto más cerca. Y a la gente no se por qué, le gusta ver caer cuantos más bolos mejor.

Resumiendo, hay que ser breve. Una buena reestructuración debe traer nuestras ligas al siglo XXI. Debe permitir que regresen al futuro. Y para eso ya hemos visto que deben proporcionar las siguientes ventajas:

  • Erradicar las jornadas dobles
  • Reducir los desplazamientos en número y distancia.
  • Facilitar el juego disminuyendo el tiro máximo.
  • Recuperar la pirámide lógica que nunca debió perderse.
  • Dotar a las ligas de mayor emoción para que todo se juegue en algo hasta la última jornada.
  • Fomentar las promociones de manera que se juegue más y se implique a más peñas en las mismas.
  • Procurar además, que se amplíe el flujo de equipos que pasan de una categoría a otra todos los años.

Creo que poca gente verá pegas a todas estas ventajas, salvo aquellos que quieren estar jugando ligas 365 días al año, 24 horas al día. Nadie prohíbe hacerlo, pero de la misma manera, no se debe obligar a nadie a competir para capricho de nadie. Y al final hemos estrujado a tanta gente durante tanto tiempo que nos hemos quedado solos.

Con todos esos condicionantes. Nadie me puede negar que tendríamos unas ligas mucho más bonitas y que nos engancharían más. ¿Quién tiene la fórmula mágica? No lo sé. Pero animo a todo el mundo a que intente hacer una propuesta de reestructuración, que reúna todas las ventajas mencionadas. A ver quién lo consigue.

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