No mires arriba

En algún momento hay que decir basta. Son muchos años viendo como la bola de nieve se hace más grande y mirando hacia otro lado. Pero no podemos seguir ignorando la realidad. Porque nos va a aplastar. Alguien muy inteligente me recomendó una película que retrata a la perfección la situación: no mires arriba. Incluso resaltó cierto parecido con uno de los protagonistas y obviamente no es Leonardo DiCaprio. El que haya visto la película sabrá de lo que hablo.

El cometa cada vez está más cerca. El tamaño es suficiente para acabar con lo que conocemos. No hay tiempo de aguardar y evaluar. Ese ya lo hemos perdido. El que no comparta este análisis no es necesario que siga escuchando. Porque a partir de este punto todo está relacionado con ese análisis. Si la premisa inicial no se comparte, poco podemos debatir. Hablaríamos de cosas distintas en canales diferentes y no existiría comunicación.

Son más de 15 años asistiendo a la desaparición de peñas de bolos. No se ha hecho nada al respecto y, si se ha hecho, no ha funcionado. En 20 años han desaparecido 43 peñas. 2,15 peñas por año. O lo que es lo mismo un 26 % de las peñas que había en 2002 se ha esfumado. ¿Medidas tomadas? hacer ligas más largas con cada vez más equipos. Esto no funciona. Al menos para los bolos federados. No he querido echar las cuentas, pero tengo la sensación de que, fuera del ámbito federativo, son muchos más equipos jugando ligas de aficionados que los 122 que nos quedan este año disputando competición oficial.

Alguien dijo hace unos años que la asamblea es soberana. Totalmente de acuerdo. Nadie puede negar la soberanía de la asamblea. Pero sí que podemos negar su infalibilidad. La asamblea es soberana, pero se puede equivocar. Como todos, errar es humano. Y es seguro que, con toda la buena fe del mundo, las sucesivas asambleas se han equivocado gravemente. Casi fijo que porque la composición de la misma no era la adecuada para atajar esos problemas. O quizás porque estaba convenientemente dirigida y controlada. Cada uno que saque sus propias conclusiones. Lo que está claro es que, si la asamblea es soberana, lo es siempre, no solo cuando sus decisiones sirven a un puñado de intereses particulares.

Si alguien se pone a comparar la composición de las anteriores asambleas con la asamblea actual, verá rápidamente las diferencias. Pero para ahorrar trabajo, voy a tratar de aclarar la diferencia más obvia. Las sucesivas asambleas nunca han representado la realidad de los bolos. Siempre ha imperado la liga Nacional, ahora división de honor y la primera categoría.  Y lo siento, esa no es la realidad de los bolos. Le duela a quien le duela. Seguro que muchos presidentes de segunda especial, segunda y tercera, matarían por tener los problemas de división de honor y primera. Y sus presupuestos también. No resto importancia a los problemas de arriba, pero hay que reconocer la gravedad de los problemas de abajo.

Los costes de ropa, arbitraje, licencias y derechos federativos son similares. Pero las ayudas y las posibilidades de conseguir recursos de unos y otros están a años luz. Otro hecho irrebatible. No se puede negar lo evidente.

¿Y que han hecho las sucesivas asambleas? ligas cada vez más largas y más aburridas. Y esas ligas tan largas y aburridas han tenido graves consecuencias. Han echado a la gente de las boleras. Y no hablo solo de aficionados en las gradas. Hablo de jugadores. Hace años que las peñas de segunda especial, segunda y tercera repiten la misma canción: no hay jugadores y es la realidad. No los hay. Eso ha llevado a que yo, que son muy malo, haya jugado con regularidad en segunda especial. Cómo estarán los bolos para que yo juegue un escalón por debajo de muchas figuras de este juego. Ha bajado y mucho la calidad porque no hay jugadores y los que quedamos ocupamos huecos que nos quedan muy grandes.

Y todo ello gracias a asambleas soberanas muy ocupadas en problemas más irrelevantes. Que nunca se han dado cuenta que una de sus principales fuentes de público eran los jugadores. Y no los hay. Y los hijos o sobrinos de esos jugadores que faltan, ni están ni se les espera.

Esa es la realidad pero no todo es negro. Yo confío en esta asamblea soberana. Creo que solo tiene que aceptar ese aspecto, que es soberana. En cuanto tome conciencia de esa soberanía empezaremos a ver la solución a este problema, porque capacidad y conocimiento de la situación real les sobra. La sufren a diario y conocen la solución.

Y es tan simple cómo deshacer el camino andado por otras asambleas soberanas. Repito, soberanas pero para nada infalibles. Y buscar una estructura de categorías más racional y más acorde con los tiempos que corren.

Tan simple y a la vez tan difícil. Porque queramos o no, deshacer ese camino andado es reconocer una serie de errores previos. Y a nadie le gusta que le señalen sus errores y menos cuando las consecuencias son tan graves.

Pero creo que esto le importa más bien poco a la actual asamblea soberana. Porque lo primero es poner soluciones.es primordial. Sin soluciones el cometa nos aplasta y el tiempo apremia.

Es hora de que las ligas sean más cortas. Pero cortas de verdad. Porque con menos equipo se juegan menos partido. Puedes eliminar las aberrantes jornadas dobles. Hay menos desplazamientos y menos gastos de pinches y arbitraje. Es más fácil encontrar jugadores dispuestos a hipotecar sus fines de semana…

Lo siento mucho por todos aquellos que ponen el grito en el cielo porque no quieren jugar menos sino mucho más. Ha llegado el momento de elegir entre o jugar menos o sencillamente, no jugar, porque no va a haber rivales. Es hora de ceder un poco para que ganemos todos. Creo que es sencillo de entender.

Y como nadie le pone el cascabel al dichoso gato y el tiempo apremia, pues se lo pongo yo. El número ideal de equipos después de mucho analizar es de ocho. Sí que nadie se lleve las manos a la cabeza, 8 equipos por liga.

14 jornadas. 14 fines de semana. Casi el 27% de los que tiene el año. Creo que más que de sobra para una afición como los bolos. Con ello la liga encaja de mayo a jjulio. Con ello se acaban las jornadas dobles. Con ello se reducen un 36% los gastos de arbitraje y pinches. Con ello se logran ligas más cortas y emocionantes. Con ello se deja calendario libre para unas promociones de ascenso y descenso que contarían con público suficiente para la importancia de lo que hay en juego, dando la visibilidad que merecen a los equipos que las disputan. A todos nos gustan las promociones, porque sabemos que son bonitas y difíciles de jugar. Pues hagamos más y démosles un plus de emoción e importancia.

Ya sé que en frío suena descabellado. Pero después de mucho pensarlo, suena a música celestial. Sé que los puristas desearían crucificarme o fusilarme. Al igual que los defensores de ligas muy largas de muchos partidos. Les recomiendo que lo piensen un poco más. Eso ya lo tenemos ahora, incluso hemos visto de esperpento de una liga de 16 equipos. Y ya sabemos para que ha servido.

Hagamos la prueba. A tiempo estamos, si no se cumple el objetivo de detener la desaparición, de hacer ligas de 20 equipos. Como dice un conocido conferenciante, si quieres cagar zanahorias, debes comer zanahorias. Si comes cebolla cagas cebolla. Vamos a probar si comiendo zanahorias, cagamos zanahorias. Ya sabemos que, comiendo cebollas, es imposible cagar zanahorias.

Y para los adictos a la cebolla, la solución es sencilla. Una especie de torneo apertura /clausura, de libre inscripción para aquellos que tanta ansia de juzgar de jugar demuestran. En grupos de cuatro equipos. La primera ronda antes de la liga oficial, la segunda al finalizar esta. Pero una liga voluntaria, en la que, aquellos que lo necesiten y se lo puedan permitir, participen voluntariamente. Todos contentos.

Vuelvo a repetir. Confío plenamente en esta asamblea. Ya se ha afianzado. Tiene capacidad de sobra para solucionar el problema. Conoce las soluciones y solo le falta ser plenamente consciente del poder que tiene, el momento es ahora, mañana será muy tarde. Ya hemos esperado mucho. Hasta entonces, recordad, no miréis arriba.

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